sábado, 20 de agosto de 2011

El Prodigio de “Click”

elprodigio

Treinta minutos antes el reloj había marcado la medianoche. Mis ojos en pijama suplicaban irse a dormir. Tardé otros minutos. Algo me estaba faltando. Sí, estaba segura de lo que buscaba, quería intentarlo de nuevo.

Googleé. Escribí: mujer busca mujer para relación seria. Di “click”. Escogí la segunda opción, a la primera acuden muchas y con seguridad el lugar estaba saturado.

Ingresé a los clasificados gratuitos, sección anuncios publicados. Los leí rápidamente, me devolví a uno que llamó mi atención, hice “click”.

Mujer busca chica para una relación seria. Treinta y cinco años, cabello negro, contextura gruesa…

Clickeé. En frente de la caja de diálogo, escribí un mensaje breve, cortés, contundente.

-Ahora sí a la camita –me dije. La deuda conmigo misma quedó a paz y salvo.

Transcurrieron tres días, me había olvidado del click mañanero.

Para el cuarto día tenía varias clases. De camino al baño de damas, luego del almuerzo, mi teléfono móvil sonó:

--Buenas tardes- contesté.

-Hola, ¿cómo estás?, ¿interrumpo?- escuché del otro lado.

-No, acabo de almorzar.

Me detuve y disfruté de un timbre de voz melodioso. Ella guardó silencio.

- ¡Aló!- dije.

- Sí, aquí estoy. Llamo por lo del email. Dejaste tu número de celular.

- ¡Ah! Sí ya recuerdo, ¿fue este fin de semana, cierto?

- Sí, claro. El domingo pasado- contestó la melodiosa voz.

Conversamos unos diez minutos. Nos agradamos. Luego pactamos una cita para el domingo siguiente. Fue estupendo.

Ella viaja constantemente por razones de trabajo, yo me dedico a estudiar. Nos comunicamos por email o en el chat.

Click es nuestro mejor amigo en la red. Acompaña nuestros encuentros. Es más, los permite y los confirma. Baja nuestras fotografías, nos ayuda con la agenda de citas y a expresar nuestros sentimientos emoticones.

Hace cuatro meses somos amigas, lindas amigas puedo decir. La distancia no ha sido obstáculo. En su portátil y en el mío hay un cómplice de nuestra relación.

Hace ocho días él tuvo un gesto hermoso conmigo.

Chateaba con mi amiga y bueno, nuestras conversaciones ya son más íntimas. Sin embargo estaba asustada. Varios días atrás venía pensando en hacerle una propuesta, pero una cosa es pensarlo y otra cosa es hacerlo. Click estaba conmigo, a mi lado, cuando me decidí. Llevábamos una media hora chateando. Yo escribí:

-¿quieres ser mi novia?

Todo se me detuvo. La mente, los pies, los dedos. No me atreví a enviarlo.

-Hola niña, ¿qué pasa?- me escribió.

Yo no quería borrar mi pregunta. Alguien me llamó por mi nombre, volteé a mirar. Cuando regresé a la pantalla, ¡oh sorpresa!! Decía: mensaje enviado. Click se adelantó en mi inconsciente, tomó mis riendas y lo hizo.

Gracias, gracias de nuevo. Han pasado cinco semanas de su atrevimiento, cinco semanas maravillosas, pues nosotras nos queremos mucho.

Esta es mi historia. Te la cuento para que sepas que en la red y en tu portátil hay un duende maravilloso, encantador. Seguro que también te lo has topado. A él le gusta servir. Se llama “Click”.

Por: Rayo de Luz

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