lunes, 22 de agosto de 2011

Entre Flores y Sangre

Entre flores

Herzhebeth, una duquesa interesada por el arte rupestre, decidió emprender un acto científico al ver que con la sangre de diferentes animales mezclados con flores podría descubrir colores exóticos.

La gran duquesa buscaba en todo el mundo las más llamativas flores y los más feroces animales; en el trayecto de su búsqueda se topó con un siervo llamado Bactory y le preguntó:

-¿Qué haces recogiendo esas flores?

- Yo las cultivo- respondió

- ¿Cómo haces para cultivar sus colores?

El astutamente dijo: - Duquesa me disculpará el atrevimiento pero ¿Por qué tanto interés?

Ella aireada comentó: -¿Acaso… a una mujer no le pueden fascinar las flores?

-Por supuesto que sí-, dijo Bactory

-Entonces ¿por qué la pregunta?

-Su excelencia hay personas que utilizan las flores para la pintura y otras para la magia negra.

Molesta por su respuesta lo ignoró y cambió de rumbo la conversación -¿Sabe cultivar cualquier tipo de flor?- Preguntó Herzhebeth

-¡Claro!

-¡Bactory! ¿Aceptaría usted venir a mi castillo?

-Mi señora me gustaría, pero debe de comprar mi libertad

- No hay problema, pero ten en cuenta que serás mi jardinero

Herzhebeth buscó al rey para ofrecerle 200 monedas de oro por la libertad de Bactory. Lo encontró visitando las cuevas de Laxcaux, su lugar preferido.

El rey respondió: -Yo no acostumbro a vender mis súbditos ¿Cuál es su intención?

-Su alteza, solo quiero hacer pintura con sangre y flores por eso necesito de la ayuda de Bactory.

Él, alegre porque compartía la misma pasión que Herzhebeth dijo:

-Duquesa no debe ofrecerme oro por él, se lo regalo con una condición

-¿Cuál?

-Cuando obtenga la pintura, deseo que me obsequie una obra de su autoría.

-Será un placer, ¡haré la mejor obra mágica!

Herzhebeth viajó con Bactory de inmediato a la colonia. Al llegar dio orden a sus siervos para que recogieran un animal por región, el animal debería ser sagrado para el pueblo. Seis meses después llegaron los siervos con 635 animales y Bactory ya tenía listo el cultivo de flores.

Herzhebeth sacrificó a todos los animales y guardó su sangre en frascos de ágata; trituró todo el cultivo de flores extrayendo el líquido que salía de ellas embotellando 36 muestras de colores en frascos de amatista. Dijo a Bactory que quería que cada color fuese mezclado con cada de las 635 frascos de sangre obteniendo así un total de 22.860 tonos de pintura, la más grande de la época. Herzhebeth como pintora empezó a plasmar en sus obras criaturas que solo ella imaginaba. Dibujó personas pequeñas, de orejas miniaturas, ojos negros, zapatos de arlequín y los llamó duendes; mezcló humanos con formas de mariposa y los llamó hadas; pintó humanos que gobernaban el reino animal y dio el nombre de elfos y ninfas.

Esforzándose para fabricar la pintura más preciada para el rey Myloket, se le ocurrió dibujarse rodeada de criaturas con pies de árbol y con escamas, recreando así fenómenos de la naturaleza combinados con el humano.

Creó la pintura más preciada mezclando toda la sangre con todas las flores; comenzó a pintar el cuadro que llegaría a Myloket ¡su gran obra!

Herzhebeth repartió por todo su pueblo las obras que ella había hecho, haciéndose así la duquesa más famosa en la pintura.

Ella sabía que por haber utilizado sangre sagrada y la mayor expresión de la naturaleza que eran las flores, sus obras cobrarían vida.

Luego de que los cuadros fueron repartidos, su pueblo empezó a engendrar duendes, nacieron elfos, hadas y ninfas qué la gente adoraba como si fuesen luciérnagas y mariposas mágicas. Pero la energía más grande de la tierra estaba en el cuadro de Myloket, al país del rey cayó una peste. A un niño le salieron raíces en los pies y fue el hombre árbol, a otro se le escamó la piel y era un hombre pez y por último a un señor se desfiguró el rostro haciendo que se le derivara una trompa y lo llamaron el hombre elefante.

El rey desconcertado pensó que la imaginación de aquella bruja y la conspiración de su siervo habían modificado el principio creador de la humanidad a través de sus pinturas. Myloket mandó a matar a Herzhebeth y a su jardinero. Herzhebeth murió colgada en su colonia por recrear personajes que no existían y el siervo por cómplice de la bruja. Lo que él no sabía era que con su muerte no se acabarían los hechizos de las pinturas.

El cuadro que pintó para el rey aun se conserva en los aposentos del palacio y todos los atardeceres vuelan desde él diminutas hadas que guían el camino al enamorado que corteja a la dulce princesa Kaerg.

Por: Juana

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